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Noruega: el misterio del frío en Longyearbyen, islas Svalbard

  • Ciencia
Noruega mucho más que un crucero por los fiordos

¿Has soñado alguna vez con viajar en el Royal Caribbean Noruega y tener una experiencia por los fiordos? Hay más cosas que fiordos en este pais fuera de la ruta de los cruceros. Sobre el archipiélago de Svalbard (Noruega) se encuentra esta matriz de domos de telecomunicaciones, que están en constante comunicación con satélites de órbita polar. La estación se encuentra en la cima de la montaña cerca de Longyearbyen, es el asentamiento permanente del norte más grande del mundo en habitantes. Está en la isla de Spitsbergen (al sur de los 80 grados de latitud norte) y está habitada por más de dos mil personas.

Construida como una empresa conjunta entre la NASA y el Centro Espacial de Noruega, la estación satelital de Svalbard también es conocida como SvalSat y ahora está dirigida por los Servicios satelitales de Kongsberg (KSAT). Su ubicación al norte es ideal para la comunicación con satélites de baja altitud que orbitan los polos, haciendo contacto una vez por revolución.

Longyearbyen es una pequeña ciudad en la desembocadura del río Longyear, que fue establecida por el empresario minero John Longyear en 1906. Un pequeño aeropuerto, el más septentrional de la Tierra, conecta a este paraíso helado con el resto del mundo.

Sin embargo, el clima es áspero en esta zona de Noruega, la temperatura más alta registrada fue de 21.70 grados, y el promedio diario de temperaturas gira alrededor de -40C. Así que para protegerlos de la lluvia, nieve y las bajas temperaturas, los receptores están encerrados en ‘radomes’. Estos son resistentes a la intemperie, estructuras en forma de pelota de golf que pueden parecer opacas para nosotros, pero crucialmente son transparentes para las microondas y radio ondas que utilizan los satélites para comunicarse.

Spitsbergen guarda un tesoro en sus montañas: «Día del juicio final» está en Noruega

Aunque la minería del carbón sigue siendo una actividad económica importante en Spitsbergen, los científicos se han interesado recientemente tanto en lo que se puede esconder en las montañas heladas de Spitsbergen como en lo que se puede extraer de ellas. A fines de febrero de 2008, Noruega aceptó el primer depósito para una bóveda de semillas agrícolas llamada «Día del juicio final», perforada en lo profundo de las montañas.

Financiada por Noruega, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard salvaguardará semillas de cultivos alimentarios humanos de todo el mundo en caso de eventos catastróficos naturales o causados por el hombre que puedan amenazar el suministro de alimentos humanos. Las semillas pueden permanecer viables durante décadas (a menudo cientos de años) cuando se almacenan a temperaturas bajo cero (-10 a -20 grados Celsius). Periódicamente, los cuidadores sacan algunas semillas de la bóveda de semillas y las plantan.

Cambio climático

El archipiélago de Svalbard, como el resto del planeta, muestra signos de calentamiento. Los glaciares que alimentan los ríos se están derritiendo y llevan más agua cargada de sedimentos al fiordo. Sin embargo, Svalbard tiene el clima y la geología ideales para el almacenamiento subterráneo de semillas a largo plazo. En lo profundo de la montaña, el suelo está permanentemente congelado y las formaciones rocosas de arenisca son estables y no emiten mucha radiactividad natural. Según la web del proyecto, “La Bóveda de Semillas de Noruega se ubica a una altitud tan profunda en las montañas que ni el aumento potencial del nivel del mar ni el derretimiento del permafrost se consideran una amenaza potencial en el futuro previsible”.

El permafrost, material vegetal y animal congelado (también llamado carbono orgánico), no se descompone ni se pudre. Es terreno congelado al menos dos años compuesto por tierra, rocas y sedimentos amalgamados y helados que funciona como cemento.

No puedes nacer en Longyearbyen ni ser enterrado

Marcado por simples cruces blancas, el pequeño cementerio de la ciudad noruega dejó de aceptar recién llegados en la década de 1950. Se dieron cuenta de que los cuerpos de los muertos que estaban enterrados bajo tierra no se estaban descomponiendo, debido a las temperaturas, el permafrost y el clima, y el riesgo de propagación de enfermedades era muy grande.

El razonamiento detrás de las reglas fue respaldado oficialmente en la década de 1990 cuando los científicos descubrieron que el cuerpo de un humano que había fallecido en 1918 a causa de la “gripe española” todavía contenía el virus, completamente preservado. Es decir, la enfermedad permaneció en su cementerio durante casi 100 años.

Si alguien está a punto de morir en Longyearbyen, debe ser trasladado rápidamente a la parte continental de Noruega. De hecho, esta política se aplica a cualquier área habitada de Svalbard.

Los entierros cremados están permitidos en la isla, pero requieren una licencia estatal y no suelen realizarse. No se permiten otros tipos de entierro.

Si morir está fuera de discusión, también lo está dar a luz. No puedes nacer en Longyearbyen. Cuando a una mujer le quedan tres semanas de embarazo, debe regresar al continente para tener a su bebé. No hay hospital o sala de maternidad en la isla.

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